martes, 29 de octubre de 2013

12. Lo primero que duele son los pies.

Hoy estaba en el cementerio de PA y me saqué los zapatos (y calcetines) porque, tras haber caminado aproximadamente una hora, me ardían los pies (tenía ampollas!!!!). Pero bueno, el cuento es que estábamos sentados M.M.P.B. conversando (yo a pie pelado) y de pronto llegó un contingente de señoras (bastante más señoras que nosotras) onda turismostyle.

Les preguntamos si habían contratado al guía por el cementerio y nos respondieron que no, que venían por el viaje de la tercera edad de SERNATUR y que ellos les ponían las actividades... Era bien almodovariana la situación, un grupo de mujeres grandes paseando por el cementerio y hablando sobre la muerte; nosotros pensando en la estrategia para pasear por las torres del Paine, hablando de el indio desconocido y el M. veía caras en los árboles!!!

Una de las señoras se acercó y, buscando que le diéramos un espacio -físico- en nuestra banca, nos empezó a meter conversa... se sentó a mi lado y de pronto me dijo: "lo primero que duele son los pies". Yo sonreí. En realidad, me salió una mueca nerviosa porque en su tono se olía algo de sentencia ¿Me estaba diciendo lo primero de qué? ¿de la vejez? ¿de caminar? No le pregunté. 

Nica que me siento entrando en la vejez... pero si me doy cuenta -una vez más- que tengo que hacer algo con mi cuerpo. Bajar unos kilitos me vendría bien... caminar más, comprarme mejores zapatos... en fin, vuelvo a tener la sensación que tengo que hacer más cosas para mí y dedicar menos horas a trabajar... ¿seré capaz de hacerlo?

lunes, 28 de octubre de 2013

11. Decir que NO.

Leí a la señora Ch. en el posteo anterior e inevitablemente me puse a pensar en mis dificultades para establecer límites en la relación con otros. Es cierto que algún avance he tenido en esta dirección, pero siempre es bueno recordar donde aprieta el zapato y no hacerse la remolona.

De lo que aprendí hasta este momento, puedo compartir que para decir que NO:

Se necesita claridad de lo que uno quiere y necesita.
Se necesita saber lo que es un límite.
Se necesita seguridad.
Hay que entender que es posible hacerlo sin perder al otro.
Se necesita de una contraparte que esté dispuesta a aceptar un no como respuesta y/o la firmeza necesaria para sostener el NO pese a la falta de empatía, sordera, insistencia u otra forma de resistencia que surja en el camino.






jueves, 24 de octubre de 2013

10. Más sobre las relaciones...

Ayer conversaba con la señora rubia que últimamente no tenemos tiempo ni para copuchar. Se acaba octubre y parece que el fin de año se acerca como una plaga bíblica difícil de contener. El tiempo se transforma en un bien muy escaso y las angustias frente a la llegada del verano comienzan a aparecer. 

En particular, me pasa que me siento "obligada" a ceder mis horas de esparcimiento para reuniones que me dan un poquito de lata. No voy a entrar en detalles, pero la sensación es que "tengo" que estar presente en algunos eventos porque si no, me empiezan a cobrar sentimientos cochinos. Y esto me hace pensar que tengo que hacer algo… 

Hay señoras que definitivamente  se van poniendo más mañosas con la edad. Probablemente también se sienten más solas y recurren a una, pensando que es casi una obligación tener que aguantarlas. Y también hay señores que se creen la crema de la torta y te joden a pesar de que uno les explica que no pasa NA-DA. Pongo como ejemplo estos dos casos, porque me he sentido un poquito acosada. 

Vuelvo a recordar la teoría de la empatía y, considerando que hay señoras y señores que deberían entender que una está ocupada (o simplemente, no quiere verlos), no dejo de sospechar que el tema también pasa por una suerte de desquite. Y como no quiero pasarme de "viga", sólo viendo la paja en el ojo ajeno, pienso que tengo que cambiar de estrategia. 

A propósito del tema de querer y aceptarse -del posteo anterior- creo que la actitud debe ir en la línea de hacerme menos la loca y ser más frontal (cálidamente firme, diría la W.). Tomando el análisis previo, pero aplicándolo a este contexto, cito: "en la medida en que me muestre más genuina, espontánea y abierta, mis relaciones debieran ser permeadas por estas mismas características y seguir su curso…". 

Voy a ponerlo en práctica. Intentaré aplicarme y hacer un giro que me cueeeesta mucho. Sobretodo porque creo que puedo ser más feliz. No quiero convertirme en una señora temerosa y amargada, que (no)actúa por pura conformidad... 

martes, 22 de octubre de 2013

9. Mal de amores entre las señoras.

Me reuní con una señora amiga a la que lamentablemente le va bastante mal en el amor. Las relaciones con los hombres en general se le dan cuesta arriba y por angas o por mangas, termina muy frustrada, dolida e insegura en el antes, durante y el después. Muchas veces me pregunta directamente qué hacer en situaciones concretas, qué decir, cómo reaccionar y con el tiempo se me han ido acabando los recursos y las directrices para comentarle, porque ya llevo mucho tiempo en pareja y como que se me empezó a olvidar esto de la administración de las primeras etapas del flirteo, el pinchazo y el pololeo. 

Entre paréntesis me leo y me digo "¡Muy mal pues señora!". Uno no debiera dejar que eso se olvide porque es un músculo que hay que mantener en entrenamiento, pero ya escribiremos de eso en otra ocasión. 

Lo que me lleva a teclear esta entrada es que al margen de las dificultades individuales que cada cual pueda tener respecto del manejo de relaciones con el sexo opuesto, es un hecho reconocible que con el tiempo la cosa se pone más complicada. Hemos hablado harto de esto con mi otra amiga y colaboradora en este blog, la Ch. y hemos concordado en que si bien el mercado tiende a restringirse un poco después de los 35, las mayores barreras parecen ser las que ponemos las mismas mujeres.

Tengo bastantes amigas solteras y replico las frases que siempre terminan dando vuelta en estas recursivas conversaciones: "Los hombres de hoy están difíciles - son raros - no se sabe en qué están", "Los hombres a esta edad ya tienen historias, están dañados", "Es sospechoso que tan guapo e inteligente se encuentre soltero, no será gay?", "Parece que no quiere comprometerse, tiene miedo al compromiso", "Es que pensó que ella andaba con el vestido en la cartera y salió arrancando", "Le gustan las minas más jóvenes", "Es un inmaduro"... entre otras muchas creencias, explicaciones y versiones de lo que cada una cree que puede estar pasando o que podría explicar esto que pasa, que la relación no resulta, que no avanza, que no hay enganche, que todo se va al mismo carajo, una y otra vez. 

Todas las anteriores pueden ser en parte ciertas, no tengo idea, pero lo que sí sé es que si llegan a tener  algo que ver con la realidad, son absolutamente elementos que no podemos manejar. También a veces pienso que tienen harto de proyección y otras, harto de locus de control externo. 

Las señoras nos vamos poniendo bien jodidas también, hay que considerar eso. Algunas nos ponemos tan exigentes que llegamos a ser irrealistas. Otras nos ponemos mañosas. Otras nos ponemos aburridas, neuras y/o permanentemente cansadas, otras nos ponemos carreteras, locates y desvariantes. Nuestra seguridad puede llegar a ser arrolladora o bien nuestra inseguridad resultar crispante.  

No tengo respuestas... y lo que finalmente pienso de todo esto me sale más fácil describirlo desde mi... si quiero estar en una relación, primero que nada y a estas alturas de la vida, necesito saber qué espero y quiero de ella, qué busco en una pareja y luego, ser transparente y consecuente con esto. Pienso que también es importante para lograr lo anterior quererme y aceptarme a mi misma, con tooooodo lo que ello conlleva (es un cliché pero pucha que lo encuentro cierto). Cumpliendo con lo ello, ser genuina y tomar la inciativa me resulta  finalmente mucho más fácil lo que a su vez, facilita que conozca mejor a quién tengo enfrente, de manera realista y concreta... en la medida en que me muestre más genuina, espontánea y abierta, mis relaciones debieran ser permeadas por estas mismas características y seguir su curso o bien, terminar a tiempo, pero creo yo que con menor daño. Parece lógico y aunque sé que lo lógico no necesariamente resulta en el plano de los amores, sigo creyendo que al menos la parte del amor propio es fundamental para pretender amar a otro y permitir que ese otro, te ame. 



miércoles, 9 de octubre de 2013

8. Free.

Por acá la cosa se vive de manera distinta. No sé si es que me siento "de vacaciones" o que de verdad la segmentación -por sexo, edad, clase social, apariencia- no irrumpe en la cotidianidad. El lunes fui a almorzar con mi profesor y conversamos laaaaaargas horas. Antes había estado en el café de siempre (la Pausa) con la gente de allí y se acordaban de mí como si me hubiera ido ayer: "café con leche y endulzante y bocadillo pequeño de jamón". Yo plop. G. estaba más grande, ha sido padre (bebé de 8 meses) y se notaba más reflexivo.

Y en estos días no me he sacado mis hawaianas. Me visto como quiero y me siento linda. Nadie me dice cosas desagradables en la calle. No tengo miedo de andar con falda corta, ni de sacarme la polera en la playa para tomar algo de sol. Me he estado preguntando muchas cosas acerca de nuestro "crecimiento" y leyendo para atrás, resuenan tus palabras... parece que la clave es encontrar un modo distinto -mejor- de sentirse señora. También puede tener que ver con sentirse querida... no sé... la cosa es que me he sentido muy bien (como de esas experiencias de gracias diosito!!!).

lunes, 7 de octubre de 2013

7. El desafío de ir a bailar a donde uno no ha ido.

Me tocó organizar despedida de soltera y era requisito ir a bailar después de la previa. En el grupo éramos sólo dos sobre 35, las demás todas entre 28 y 30. Yo tenía claro que no les gustaba la misma onda que yo, por lo que me decidí a innovar y terminé escogiendo un lugar de precio intermedio, en un sector intermedio, aunque con menores referencias.
Llegamos y claro, lo que me temí. Pura gente muuucho más joven (sub 25), en masa restregándose al más puro ritmo tecno. Si, TECNO, ni siquiera un electrónico de calidad, que en ese caso me lo banco con agrado.
Las más jóvenes lo lograron relativamente bien. Diría yo que incluso les gustó porque había harto chiquillo bonito en verdad que las pescaban bastante y se dejaron querer. Yo y mi colega middle age estábamos un poco pa la cagá, súper fuera de lugar y con realmente escasas posibilidades de causar el más mínimo furor.
En mi calidad de anfitriona, dije - "Me lo tomo con humor, no me queda otra", y así lo hice. Me dediqué a animar a las chiquillas, dejarme llevar por el ímpetu del baile y la masa, recrear la vista...
Algunos aprendizajes obtuve eso sí. Primero, nunca más aventurarse a bailar a un lugar del que no tengo referencias. Segundo, si lo llegara a hacer y al llegar me doy cuenta de que no va, no va. Tercero, vale hacer el esfuerzo si la ocasión lo amerita. Ah, hay un cuarto aprendizaje... definitivamente me gusta bailar lo que puedo cantar.
En ningún caso la conclusión es dejar de insistir en ir a bailar, en mi caso, de repente. Hay un par de lugares que ya los cacho y en los que he pasado re buenos momentos... siempre en onda grupal. Y tampoco me pretendo cambiar todavía al segmento de las discos para "más grandes", porque sin saber una vez llegué a una y casi me dio infarto con los tatas con que me encontré. 

sábado, 5 de octubre de 2013

6. Gloria.

Hace mucho tiempo que tenía ganas de ver  esta película, pero por a, b o c, nunca fui. Bastó que la viera en la cartelera por acá para que me pasara a comprar un par de entradas. Llegamos al cine y había una fila de cuadra y medio. J. fue a preguntar y, sorpresa, era para Gloria. 

Empezó y no lo podía creer, es una historia para nosotras. Todo oye, parece y huele a mujer. Y la sensación más extraña es que todo resulta tan conocido y evidente. Es la historia de una señora, pero en el fondo es una película para señoritas que le temen a la muerte. 

La Gloria es seca y dan ganas de seguirla en "su proceso". Busca, encuentra, busca, encuentra, se desilusiona, se cae, se para. Se echa crema en la mañana, canta en voz alta y tiene que tomarse hartos copetes para soltarse y bailar. Se enamora de un pelotudo, pero sufre en su justa medida. Se la puede y, en el fondo, parece una mujer feliz... pero no como cuentan los cuentos (y fueron felices para siempre) sino que viviendo con el cuerpo. Así no más.